viernes, 14 de agosto de 2009

La historia de Ciel

Esta es una historia de una diminuta partícula de Agua llamada Ciel (A ver si así me patrocinan este Blog). Todos los días, Ciel era parte del acontecer de aquellas profundas aguas frías de aquel arrecife donde vivía.

Desde pequeña había sido una partícula un poco inquieta y le gustaba aprender de todo lo que le rodeaba. De repente un pez ciego paseaba en frente de ella, con esa chistosa lucecita que le brillaba enfrente, y eso le daba risa. Otras veces era testigo de la violencia con la que la naturaleza marcaba la sobrevivencia del ser más fuerte sobre el débil.

Pero hubo un día particular en su vida adolescente que la cambió por completo: ese día conoció a otra partícula que se encontraba como dormida, pero no de la manera en la que ella solía dormir. Era más que eso, parecía que interiorizaba, que estaba en contacto con algo más. Esperó pacientemente (no tenía nada más que hacer) a que esa partícula despertara y entonces le preguntó: “Qué estabas haciendo? Te vi como dormida, pero la verdad no estoy segura.” La otra partícula le contestó después de observar a Ciel por 5 minutos, mismos que le parecieron una eternidad. “Meditaba”. Ciel no entendió del todo, “Meditabas” en qué? Bueno, meditar tiene diferentes significados, e inclusive hay diferentes métodos y técnicas. La que yo practico sirve para limpiarse poco a poco de las impurezas que hay en mí.

“Y eso para qué?” preguntó Ciel. Bueno, mira, tal vez no te has dado cuenta, pero tú y yo, partículas de este arrecife tenemos otras partículas diminutas pegadas a nosotros, las cuales son pequeñas impurezas. Debido a su peso, no podemos alcanzar zonas más altas dentro de nuestro mundo, el Mar. “Estas diciendo que si yo me deshiciera de esas…mmm.. impurezas como les dices, pudiera entonces ir yo a partes diferentes, y no quedarme aquí en el arrecife por siempre?” “Más o menos sí.” “Verás, nosotros formamos parte de un mundo gigante al que llamamos Mar. En este Mar existen niveles, y nosotros estamos en los niveles más bajos y obscuros. Pero existen otros lugares, más cerca de la superficie, donde se puede ver la luz, donde verás más criaturas, diferentes de estos peces ciegos. Lugares donde puedes sentir el movimiento del Mar y de la Tierra. Pero para llegar “arriba” tienes que limpiarte, dejar esas partículas que te acompañan y así podrás ir subiendo, cada vez más ligera.”

“Pero yo soy una partícula muy bien portada, nunca he hecho mal a nadie, obedezco, no miento, y por si esto fuera poco, ayudo a los demás. Qué, eso no es suficiente?” “bueno, eso está muy bien, eso te permite que no se te adhieran más impurezas, pero no te ayuda a quitarte las que ya tienes…” “Es un buen principio, para comenzar tu trabajo interior.”

Ciel no entendía bien del todo, “superficie, otras criaturas, luz, mareas, movimiento?” muchas palabras vacías, sin sentido. Pero Ciel era curiosa, y tras ver la paz que reflejaba aquella otra partícula decidió aprender su técnica de meditación. Total, que podía perder.

Pasó el tiempo, y Ciel poco a poco se fue desprendiendo de algunas partículas. Se volvió un poco más ligera y comenzó a elevarse. Su primera reacción fue de sorpresa, mezclada con alegría. Vio como se alejaba de su viejo hogar, su arrecife, y llegaba a otro lugar, donde podía verse más cosas, comprendió el concepto de “luz”.

Pasó un tiempo en este lugar nuevo, conociendo nuevas criaturas, nuevas partículas, pero aún dentro de las profundidades del Mar. Escuchó decir por ahí que se podía seguir subiendo, hasta llegar a la “superficie”, donde el Mar acaba y se toca el “Aire”. Pero para llegar ahí se requería de otra técnica, que no era la de la purificación. De alguna manera, toda partícula debía lograr acelerar sus átomos hasta lograr cambiar de cuerpo, de uno líquido a uno gaseoso. Sólo así podría llegar al “Cielo”, subir por el aire y evolucionar.

Ciel no entendió eso de cambiar de cuerpo… “pero siempre he sido líquida, y todo lo que me rodea es Mar”… Aire, Cielo? No sé. Pero por lo pronto siguió su meditación de purificación. Así, después de varios años, Ciel subió nuevamente al volverse más liviana, y llegó a la superficie del Mar.

Allí sintió el movimiento del Mar y la Tierra, sintió por 1ª vez el calor de los rayos del Sol, vio a otras criaturas que se alzaban por los cielos, sin aletas, que navegaban por encima de ella, por el Aire. Jamás habría entendido todo esto de no ser por que lo estaba experimentando ella misma. Entonces, recordó aquello de “cambiar de cuerpo”. Sabía que su tiempo había llegado. Pero dónde podía buscar esa sabiduría que le transformaría? No tardó mucho en encontrar a una vieja partícula de agua que llevaba tiempo viviendo en la superficie. Ella le dijo: “Ciel, yo sé que es lo que andas buscando, quieres saber como acelerar el movimiento de tus componentes internos, tus átomos, a fin de subir tu temperatura interior, cambiar de cuerpo, volverte gaseosa, y subir por el aire. Abandonar tu antigua forma líquida.” “Estás segura de que quieres tomar este camino? Después ya habrá marcha atrás.” Claro que sí!! Esto es lo que ella había buscado, por fín, a su alcance.

Comprendió y practicó la técnica sin obtener resultados. Pero ella no se rindió, y un día de mucho calor, Ciel se colocó en la parte más alta de la superficie, comenzó nuevamente y entonces, el milagro pasó!! Sintió como su cuerpo cambiaba de forma, se volvía más ligero, se expandía, comenzaba a flotar. Se elevó por los aires, y vió como se alejaba del Mar, de ese Mar que fue su mundo durante mucho mucho tiempo.

Ahora lo podía ver todo desde las alturas, la majestuosidad y grandeza del Mar, cómo podría explicárselo a otra partícula del arrecife? Seguramente no le entendería. Ciel se elevó y permaneció mucho tiempo en las alturas, viajando con el viento. Suspendida los días de calma. Conoció que además del Mar, había algo diferente abajo, algo de color café donde vivían seres diversos, que no tenían ni aletas ni cola ni alas. Guau!!.

Pero aunque Ciel había alcanzado los niveles de existencia más elevados para una partícula de agua, ella no sabía lo que le esperaba. Ella creía que así se quedaría, viviendo en el aire, por siempre, pero la verdad no correspondería a esa expectativa.

Un día Ciel vió que otras partículas, como ella, se comenzaban a juntar, ella se sintió feliz, no estaría sola, aunque ya se había acostumbrado a la soledad del vasto Cielo. “Hola, quien eres tú? Yo soy Ciel” La otra partícula le contestó que, al igual que ella, había venido del Mar, y había aprendido la forma de cambiar su cuerpo de forma, pero que sabía que no todo el tiempo permanecería en el Cielo. Esto último sorprendió a Ciel. “Dices que no estaremos aquí arriba por siempre?” “No, de hecho, ahora que nos estamos juntando varias partículas algo espectacular sucederá, nos convertiremos de nuevo en líquidas, y caeremos de nuevo a la Tierra o al Mar.” Ciel se estremeció. Otra vez seré lo que era antes. Diversos sentimientos se apoderaron de ella, miedo, enojo, frustración y tristeza, principalmente.

Todo el trabajo que me tomó subir, llegar a ser lo que soy, y ahora regresaré abajo… no es justo!! Pero la otra partícula la tranquilizó: “Mira, somos parte de la Tierra, no podemos irnos más allá, nuestra creación va de la mano con este planeta, que está formado por Mar, Cielo y Tierra.” “Esto es un privilegio, ahora que has vivido todas estas experiencias te toca alimentar la Tierra, llenar el Mar, y lo más importante, debes ayudar a otras partículas a subir a la superficie, a vivir tu experiencia.”

“Sólo así haremos que llueva más, que no se seque el planeta. Esa es tu misión. Y como partícula sabia que eres, no tendrás problema en subir nuevamente cuando así lo necesites.”

“Ahora que comencemos a llover, recordarás todo esto y serás maestra de nuevas partículas como otras lo han sido de ti.”

Y así Ciel regresó contenta a su forma líquida. Sabiendo la importancia que tiene el ser una partícula de agua, y más que otra cosa, en despertar a otras partículas, para que la lluvia no cese, para que el planeta no se seque.

De igual manera, el flujo de la vida y nuestra existencia está ligada a la Tierra. Ella nos necesita como nosotros a ella, pero sólo le somos de verdadera ayuda cuando tenemos nuestra conciencia 100% despierta. Si tu eres como Ciel, ayuda a otros a despertar, ayuda a que llueva más. Ayuda a que el planeta no se seque.

4 comentarios:

Psique dijo...

Paulo Coello quítate que ahí va Jivan!!!!

http://www.encuentos.com/

Jeje para que publiques tu cuento... es mas conósco a una amiga que puede contarlo.. sí... una cuenta cuentos profesional. XD

Un saludo

Psique dijo...

Otra duda compa, le acabo de mostrar tu cuento a mi amiga. Dice que esta "divino". Y pregunta que si es tuyo o donde lo leiste.

Anónimo dijo...

que buesta este tu blog!!

Psique dijo...

Haber cuando escribes otra cosa mi chavo jajaja