lunes, 21 de abril de 2008

Los Suertudos

En este fin de semana me tocó asistir a la boda de mi Cuñado. Todo muy bien y bonito. En sí, puedo decir que fue lo que se espera de una boda. Y de hecho no hubiera escrito en este blog sobre ella de no ser por un detalle que me resultó interesante.

Pues resulta que donde se llevó a cabo la misa, se cuenta con un espacio de estacionamiento. Éste incluye 3 lugares claramente marcados para discapacitados, con la famosa silla de ruedas, y 2 lugares reservados para los sacerdotes, también debidamente marcados.

Por ser de las primeras personas en llegar al lugar (cortesía de los nervios de mi esposa), pude ver como poco a poco llegaban los invitados y los espacios de estacionamiento normales eran ocupados por lo vehículos.

Ahora bien, que pasó con esos lugares para discapacitados? Bueno, pues ustedes lectores ya se lo imaginan: luego luego se ocuparon (ya me imagino lo que piensa la gente cuando ven esos lugares "Que suerte tengo, mira, justo en frente de la entrada de la iglesia".), a pesar de existir muchos más lugares vaciós a unos cuantos metros de distancia. Yo todavía, e ingenuamente, me esperaba ver alguna muleta, saliendo de las puertas. "Quién se lastimó?" Si, como no... Lo que salía de los autos eran el Tío fulano, la Tía sultanita, los músicos, etc, perfectamente sanos... Trágame tierra!!

Si de por sí se siente uno mal cuando ve este tipo de conductas en el Supermercado, con gente desconocida, ya se imaginarán cuando es tu propia gente la que hace esas cosas.

Entonces, alegremente, tuvimos que pedirle a uno de aquellos "suertudos" que buscara lugar por otro lado, y me tuve que quedar plantado en el espacio aquel, reservándolo para cuando llegara la abuelita, que sí usa silla de ruedas. Ni modo, aún estando en familía sólo así de puede. Que pena.

Ya ni hablé del lugar reservado para el Padre... Pues sólo alcancé a ver que del vehículo recién estacionado ahí salía una chica con un vestido corto. Ay Padre Nicanor, como ha cambiado!!

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